La búsqueda de la innovación educativa y la capacitación de nuestros docentes en un proceso continuo, en suma, la mejora de la calidad de la educación, nos llevó este año al foro internacional “ICOT 18” que se desarrolló en los Estados Unidos a mediados del mes de mayo.

 

La experiencia nos permitió analizar la tarea educativa del San Pablo tomando como referencia las mejores prácticas a nivel internacional trabajar en ese marco junto a investigadores y representantes de colegios de diversos países en base a un objetivo básico: que los estudiantes dispongan de las herramientas que les permiten procesar el conocimiento de acuerdo los múltiples sentidos y utilidades, para avanzar así hacia un aprendizaje afianzado.

 

Compartimos en ese ámbito un espacio de reflexión que entre sus valiosas enseñanzas propone el estímulo de la curiosidad como factor de la pro actividad, una condición que va más allá del profesor dando una clase. Se trata entonces de generar las condiciones a una verdadera cultura del aprendizaje que permite evaluar la orientación de la tarea, con un maestro en una instancia superadora del tradicional agente de transmisión de conocimiento, que ahora asume el rol de moderador y promotor de la dinámica de equipo.

 

El foro se constituyó entonces como un espacio de divulgación de la caja de herramientas que nos ofrece la neurolingüística para reconocer conceptualizaciones negativas o estigmas que pueden afectar a nuestros alumnos, entre otros temas. Este cambio de la rutina de pensamiento impulsa a los alumnos de una manera que se puede ver en su desempeño.

 

ICOT18 fue creado en 1984 por reconocidos investigadores mundiales de la capacidad de pensar. Su agenda de trabajo fomenta el intercambio colegial y el desarrollo educativo en torno al pensamiento y su desarrollo. Esto, de una manera que incluya a la diversidad de ideas, formas de aprendizaje y la riqueza cultural,  psicológica, histórica y disciplinaria.

 

Encontramos allí un lugar y un tiempo para profundizar en alternativas que permitan sostener al salón de clases como un ámbito de acuerdo y de construcción de conocimientos, con los docentes como creadores de una relación empática, genuina y saludable. Esto significa más aprendizaje y una forma de valorización del espacio en el que se forman los agentes de cambio de la sociedad.

 

Estos planteos sobre la educación se desarrollan en un mundo que vive en una revolución permanente. Nosotros y nuestros alumnos cambiamos aunque no nos demos cuenta o intentemos resistirnos a los efectos de esas transformaciones.

 

Esas nuevas pautas nos desafían como educadores a buscar las nuevas herramientas que nos provee la ciencia. Esta escuela necesita de los padres. El acompañamiento familiar, en el vínculo cotidiano y la presencia activa en propuestas institucionales son clave para el proceso del aula.

 

Este mundo cambiante requiere de todos, con nuestra voluntad y nuestras ideas. Por eso, como institución buscamos generar las condiciones del desarrollo para nuestros alumnos, ya que eso los ayuda en el camino hacia su autonomía, espontaneidad y creatividad.

 

En esta experiencia confirmamos la necesidad de realizar en forma permanente el ejercicio de pensar la educación: qué se aprende, cómo se aprende, dónde debemos generar participación a los alumnos, tanto en la armonización como en la gestión de la clase y saber qué piensan para ayudarlos a pensar mejor.

 

Por Juan Pablo Fernández, Representante Legal